domingo, 21 de noviembre de 2010

Una mañana cualquiera de invierno.

Una mañana de invierno. En frente de la televisión, no echan nada. Es domingo y lo más que hay son noticias deprimentes y lo que necesitas es algo alegre. Se te ocurre mirar por la ventana, y ¿qué ves? ¡está nevando!

Sí, para muchos que una mañana sea fría y que nieve, puede ser muy triste. Pero para mi no, para mi es la cosa más bonita del mundo. Ver como ligeros copos de nieve caen al suelo y cuajan, es genial. Es simplemente increíble. Y luego bajas con tus guantes de lana y tu abrigo abrochado hasta las orejas, porque si no te hielas del frío, y la tocas, haces un muñeco de nieve pequeño, y luego vuelves a subir a casa y lo observas. Te ha quedado horrible, pero da igual. Porque ha nevado. Sí, me encanta la nieve y el invierno. Esa temporada fría en la que ves a todo el mundo con bufanda y con la nariz roja, y todos con nuestros abrigos y guantes. No hay nada más gracioso y entrañable, que salir a pasear y que todos, absolutamente todos vayamos igual. Y ¿quién no ha deseado que nevase aunque solo sea para no ir a clase? De una u otra forma a todos nos ha gustado la nieve alguna vez. 

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