lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín.

Día catorce de Febrero. Día número cuarenta y cinco del año. Día de los enamorados. Día del amor. Día de las parejas. Día de color rojo, el color de amor. Día de regalos. Día de cartas. Día de sorpresas. Día de nuevos amores. Día de felicidad. Día de sonrisas. Día de besos, muchos besos. Día de miradas. Día de sentimientos. Día de recuerdos. Día de fotos. Día de flores. Día de bombones. Día de fiesta. Día de cenas. Día de reencuentros. Día de cariño. Día de romanticismo. Día de lágrimas. Día de ilusión. Día de abrazos. Es un día perfecto. Es el día en el que todo es posible para los que tienen alguien a su lado. Es el día del año en que todos ellos gritan al mundo a la vez que se quieren y que ese día es suyo, solo suyo, y que nada ni nadie puede amargárselo. Pero, y ¿qué pasa con los que no tienen a nadie? ¿Y con los que ya no son felices y ese día lo único que hace es recordarles que ya nada es como antes? Pues nada, no pasa nada. Es un día de pena, de tristeza, de lastima, de recuerdos, pero recuerdos tristes. Es un día amargo, es un día gris, es un día tachado en el calendario tres meses antes con tal de que no llegue.  Porque nadie se merece pasar un catorce de febrero solo. Todo el mundo tiene que tener la oportunidad de al menos, pasar uno feliz. Pasar uno con la persona de la que está enamorado. Que llegase ese día y que le sorprendiese un sms precioso, o un ramo de rosas, o una simple llamada de teléfono para decirte lo mucho que te quiere. Porque, a pesar de todo, es un día mas del año. Igual que el quince o el dieciséis. No, vale no lo es. Vale que duela a la gente que está sola, que lo está pasando mal, que dice que es una cursilada y que le da igual, pero a todos, a todos nos gusta sentirnos queridos y sentir que alguien nos necesita y que esta tan enamorado de nosotros que lo quiere gritar al mundo. Vale, puede parecer una mierda de día, pero no lo es. Porque por cada persona sola o por cada pareja infeliz, hay tres que se quieren, que acaban de empezar, que están ilusionadas, que creen que durara para siempre, que se echan de menos cuando acaban de despedirse, que se llaman a todas horas, que se emocionan la recibir un sms, y es que esos primeros sms, los primeros te quiero, los primeros besos, las primeras caricias.. No tienen precio. Y que vale, que sí, que claro, que no digo que sea mentira, que sí, que no tienen que poner un día para expresar nuestros sentimientos, porque para decirle a una persona que la quieres no necesitas que te ponga una fecha, pero no lo niegues, te da ilusión. Y es que en algunos momentos solo se vive de la ilusión.
Me hubiese gustado pasar un San Valentín precioso. Uno feliz. Uno de cuento. Uno de en sueño. Uno inolvidable. Uno como el de los anuncios, como el de las películas. Pero lo siento, no he sido capaz de fingir que te quiero como antes y que sigo enamorada de ti. Lo siento, ya no quiero seguir engañándote a ti. Y mucho menos a mí. Porque sí, porque he aprendido a pensar en mi y en lo que necesito, y ahora mismo lo que necesito es ser capaz de decirte adiós. Te quiero.

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